Un modelo de gestión presente en las organizaciones, aunque aludido con poca sistematicidad en los estudios y desarrollos sobre administración pública, es el paradigma preburocrático. Las organizaciones que presentan este modelo de base clientelar o patrimonialista se caracterizan por una estructura centralizada. El poder se concentra en una figura alrededor de la cual priman los intereses políticos, económicos o sociales propios, en detrimento del interés público.
El modelo preburocrático primario se caracteriza por patrones de interacción y gestión que es posible evidenciar en los ámbitos organizacionales, como las oficinas y otras dependencias universitarias, en forma de estilos de resolución de problemas y toma de decisiones sumidos en una lógica de lealtades y relaciones afines que descuidan el diseño formal de la organización (organigrama).
Los mismos pueden observarse en ciertas acciones de los gestores para conservar la buena relación con sus colaboradores: hacen excepciones en procedimientos, reglas e incluso funciones a fin de alimentar o mantener el involucramiento, el compromiso y la buena disposición del colaborador o equipo en cuestión. O bien cuando el gestor, para lograr la predisposición del colaborador, otorga favores o protecciones de diversa índole por sobre disposiciones o merecimientos formales. Aclaramos que no pretendemos juzgar si ello está bien o mal, sino que estamos relacionando estos comportamientos con supuestos sociales acerca de las personas asociados con el paradigma preburocrático o con la Escuela de Relaciones Humanas.
También la forma preburocrática se visualiza en los procesos socioemocionales y de confianza que favorecen ciertos mecanismos de familiaridad y cercanía, así como de informalidad, pertenencia grupal o política, y estados de ánimo fluctuantes. Note cómo los estados de ánimo y las relaciones de confianza pueden rediseñan la estructura formal de la organización. Por ejemplo, puede haber los saltos o desdibujamientos de figuras de autoridad formal, ya sea desde vías ascendentes o descendentes; o a la inversa, la legitimación y autorización informal a figuras no habilitadas por el diseño formal de la organización.
En general, los esquemas preburocráticos, al estar fuertemente asentados en supuestos y mecanismos basados en relaciones y lealtades, representan modelos organizacionales poco eficientes, con costos elevados y de bajo rendimiento en su actividad. Si bien la normatización y formalización en las organizaciones, incluyendo el ámbito de organizaciones públicas, ha sido un importante avance de racionalización, numerosas prácticas y valores se han mantenido – y se mantienen aún hoy – en modalidades preburocráticas. En ese sentido, es frecuente observar en la universidad la existencia de procedimientos y normativas formales que, por haber perdido vigencia, por desconocimiento, por resultar burocráticos, o en algunos casos por conveniencia, son desatendidos o ignorados y suplantados por prácticas informales centradas en actitudes de buena voluntad y colaboraciones personales.
![]() |
![]() |