Para el desarrollo de esta competencia intrapersonal nos basamos en el capítulo Aprendizaje, saber y poder de Kofman (2001), autor que seguramente Ud. recordará de la unidad anterior. Para el autor, el motor de la acción humana resultaría ser una brecha o tensión entre la realidad percibida y la proyección de un deseo. Veámoslo en el siguiente esquema:
La brecha no necesariamente representa un problema en el sentido de inconveniente, sino que puede dar cuenta de una expectativa, un desafío próximo, un objetivo personal o una ambición que originan y sostienen el sentido de un proyecto. Es justamente la identificación de esta brecha y la puesta en marcha de acciones para abordarla, lo que define a la competencia que hemos dado en llamar gestión proyectiva.
Todos nosotros convivimos permanentemente con estas brechas en diversos ámbitos de la vida: social, afectiva, laboral, política, económica, etc. No obstante, es la tensión entre realidad y deseo, como parte de la identidad y la salud individual y compartida, la que nos conforma como sujetos con proyección.
Por ejemplo, es saludable que un sujeto disfrute de su realidad laboral y familiar, y al mismo tiempo tenga visiones y anhelos respecto a mejoras y cambios en todos los ámbitos de su vida: aprender una actividad, poder dedicar más tiempo a su familia, ser ascendido en su trabajo, luchar por cambios sociales, comprar una casa propia o lograr reconocimiento en el trabajo.
En relación con ello, resulta incompleto representar al sujeto feliz y saludable como aquel que tiene satisfechos sus necesidades y anhelos, mito que rondó la sociedad industrial. La representación de sujeto feliz y saludable no está completa sin incluir su proyección en el tiempo. Desde esta perspectiva, la identidad tampoco está completa sólo con lo que el sujeto es, sino también con lo que desea ser; con lo que vive y desea vivir. En este sentido, el sujeto es tal con deseo, es decir, con distancia entre lo que vive y lo que desea vivir.
Otro modo de pensar la tensión proyectiva es atendiendo a la noción de zona de confort. Véalo en el siguiente video:
Como puede intuir, la salud y la dicha del sujeto dependen del modo de mirar e interpretar esta distancia entre la realidad vivida y la realidad deseada puesto que esta distancia, en función de cómo se perciba, disparará distintas respuestas más o menos saludables, más o menos disfrutables y más o menos efectivas para el propio deseo y desarrollo.
Así, la angustia es una modalidad particular del sujeto frente a la brecha, que puede generar respuestas defensivas tales como la negación del deseo o la negación de la realidad. Veremos posteriormente la relación de este punto con los fenómenos que denominamos estados de ánimo.
Pero ahora retomemos el texto de Kofman. Además de la percepción de una realidad insatisfactoria y la visión deseada, el autor alude a un tercer factor que interviene en la acción humana, ¿de qué factor se trata? Y ligado e ello, ¿a qué se refiere con brecha de efectividad?
Podemos repensar la noción de aprendizaje a luz del concepto de brecha efectiva. De esta manera, el aprendizaje sería acción reflexiva: al aprender intentamos sustituir una situación poco satisfactoria (poco efectiva) por otra más satisfactoria (más efectiva). Tanto para actuar como para aprender, las personas necesitan contar con un ideal que las impulse a utilizar sus recursos para alcanzar un deseo, además de la convicción de que su acción tendrá el poder de modificar el curso de los acontecimientos que quieren cambiar.
A los fines de profundizar la comprensión de estos temas, le sugerimos completar la lectura del capítulo de Kofman (2001) “Aprendizaje, saber y poder”, teniendo en cuenta las siguientes preguntas: ¿A qué refiere el autor con sabelotodos y aprendices? ¿Qué relación establece con la concepción de aprendizaje? ¿Qué son las explicaciones tranquilizantes y las explicaciones generativas? ¿Qué papel juega cada una en el proceso de aprender?, ¿podría dar un ejemplo? ¿Qué implicancias tienen en la posibilidad de aprender a aprender la posición de víctima y la posición de protagonista?, ¿dónde pone el problema cada uno?, ¿qué lugar tiene la responsabilidad?
Alto en el camino. Sexta parada
Para identificar la gestión proyectiva
Para reconocer cómo funciona en Ud. la gestión proyectiva, lo invitamos a identificar:
- Algún deseo o anhelo que haya visualizado en el pasado y que hoy forme parte de su realidad laboral o personal.
- Algún deseo o anhelo presente y sus brechas con la realidad actual.
- Una situación de su ámbito laboral o grupo de trabajo en la que identifique un desafío u objetivo de mejora actual. Es importante que la situación planteada esté en el campo de sus posibilidades de influencia.
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Dentro del ámbito de trabajo, un equipo también goza de cierta salud si comparte y se plantea algunos desafíos que superan su realidad cotidiana. Por ejemplo: trabajar coordinadamente para reducir las quejas en atención al público, mejorar la relación entre tal y cual sector, implementar mejoras en un sistema, actualizar procedimientos, incorporar innovaciones o nuevas formas de hacer la tarea, etc.
Las investigaciones y la experiencia dan cuenta del impacto motivador que puede tener en un equipo de trabajo la capacidad de detectar brechas y orientarlas hacia metas de mejora y planes de acción correctivos. Ello, asociado a la capacidad de administrar el tiempo personal.