El estado de ánimo es una configuración entre emoción y lenguaje (discurso interno). Cuando la emoción aparece, al mismo tiempo dispara un relato, una historia –no siempre consciente- poblada de distorsiones, generalizaciones y omisiones. La versión de la realidad que se configura incluye sólo aquella información que le da sentido a esa versión, dejando fuera toda aquella información que la invalide.
Es decir, a partir de una emoción, el estado de ánimo construye una narrativa, un relato interno particular, no siempre consciente, que condiciona la percepción individual o colectiva de esa realidad.
En este sentido, en los estados de ánimo podemos encontrar alusiones y juicios que responden a:
- cómo soy yo o quién soy yo en este momento
- qué pienso respecto al futuro o cómo creo que es ese futuro
- cómo es el mundo
- cómo es la gente que me rodea
De este modo, podemos decir que los estados de ánimo aluden a una emocionalidad que constituye el trasfondo desde el cual actuamos. Todos nosotros estamos atravesados siempre por algún estado de ánimo que comúnmente no elegimos ni controlamos de manera muy consciente, simplemente nos encontramos en él.
Condicionados por él, actuamos, tomamos decisiones, nos relacionamos con los demás, pensamos, etc. Esto no significa que no podamos hacer nada con nuestros estados de ánimo. El ser capaces de identificarlos y observarlos, nos permite intervenir en ellos y repensar acciones capaces de modificarlos.
Remitiéndonos al autor que elegimos para abordar este tema, Echeverría , diferenciamos cuatro estados de ánimo:
El estado de resentimiento.
El estado de resignación o pesimismo.
El estado de aceptación y paz.
El estado de ambición.
El estado de ánimo de resentimiento frecuentemente se configura asociado a la emoción de enojo o ira, y es guiado por sensaciones de traición o injusticia. Tiende a buscar culpables, responsabilizando a otros de los propios problemas o de la realidad percibida como injusta. Asume una posición de víctima de los acontecimientos.
El estado de ánimo de resignación o pesimismo presenta predominantemente narrativas de impotencia asociados a emociones de frustración o temor. Tiende a ponderar la realidad y los acontecimientos de manera negativa.
Los relatos anímicos de resentimiento y resignación desencadenan procesos defensivos, por lo general en forma de juicios y opiniones centrados en personas que cierran posibilidades ante los quiebres y problemas. Asimismo, achican el universo de acciones posibles para resolver un problema o alcanzar una situación deseada.
Piense este ejemplo. Situación: se cayó el sistema. Desde el estado de resentimiento alguien podría comentar: “otra vez el sistema, siempre tenemos problemas, la gente de cómputos es un desastre, nunca resuelven nada, no se puede confiar en ellos.” Pero en estado de resignación, la misma persona podría comentar: “otra vez el sistema, siempre pasa algo cuando estamos con los plazos justos, estamos destinados a lidiar con la tecnología”.
En ambos casos el relato anímico cierra posibilidades. La emocionalidad presente, de enojo en el primero y de impotencia en el segundo, difícilmente habilite conversaciones de calidad y acciones creativas de solución.
El estado anímico de aceptación y paz conlleva emociones de satisfacción, de disfrute en el aquí y ahora, asociado al contacto y la apertura. Permite contactarse con la sensación de logro ante la meta cumplida.
El estado de optimismo y ambición se conecta con el entusiasmo y la posibilidad de un proyecto o desafío futuro. Es generativo por cuanto registra la brecha entre la realidad percibida y la realidad deseada y explora las posibilidades para superarla.
Contrariamente a las narrativas de resentimiento y resignación, los estados de aceptación y la ambición son estados anímicos posibilitantes y asociables a estrategias más saludables de aprendizaje en los sujetos y los grupos, y de mejora en la tarea.
Particularmente el relato anímico de ambición y confianza predispone a una actitud de mayor apertura, y se nutre de la creencia de que es posible resolverlo a través de la exploración de posibilidades. En nuestra cultura, y en las organizaciones locales, podríamos encontrar manifestaciones de este estado anímico cuando se alude a la posibilidad de “encontrarle la vuelta” a una situación.
Retomando el ejemplo anterior, sobre la situación de caída del sistema, ¿cómo podría ser el comentario de alguien desde el estado de ánimo de optimismo?
La disposición al aprendizaje desaparece en los estados de resentimiento y pesimismo, y pasan a tener mayor preponderancia la necesidad de ataque o la propia protección. Como se ve, ambas disposiciones se descentran de la tarea para focalizarse en la suerte de las personas (la propia o la ajena).
Lo invitamos a profundizar este tema abordando la lectura del capítulo “Cuatro estados emocionales básicos” del texto de Echeverría (1997), Ontología del lenguaje. A continuación le presentamos algunas preguntas que lo orientarán. Es importante que Ud. pueda diferenciar y reconocer los cuatro estados de ánimo planteados por el autor.
¿A qué se refiere el autor con juicios de factibilidad y juicios de posibilidad? ¿Cómo ordena los cuatro estados de ánimo según estos juicios? ¿Cómo actúa el estado de ánimo de resentimiento? ¿Qué elementos y condiciones están presentes en su discurso ¿En qué sentido el resentimiento obstruye nuestras posibilidades de acción? ¿Cómo propone Echeverría salir del estado de ánimo de resentimiento? ¿Qué papel juega el estado de ánimo de aceptación y paz? ¿Qué acciones lingüísticas ayudan a este proceso? ¿Qué características presenta el estado de ánimo de resignación? ¿Qué elementos contiene el discurso interno que lo sostiene? Finalmente, ¿qué caracteriza el estado de ánimo de ambición? ¿En qué sentido habilita posibilidades?
Alto en el camino. Séptima parada
Para registrar estados de ánimo
Tomando como eje las lecturas realizadas alrededor del capítulo de Echeverría (1997), le proponemos continuar con el ejercicio de registro de emociones personales iniciado anteriormente.
- ¿Cuáles han sido sus estados de ánimo más frecuentes esta semana? ¿Y los de su equipo?
- ¿De qué manera los estados de ánimo pueden haber influido en su actividad laboral estos últimos días?
- ¿Cómo cree que impacta el estado de ánimo del conductor inmediato en el estado anímico de sus colaboradores o de su equipo?
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