Procesamiento de problemas
La siguiente competencia intrapersonal en la que centrará su estudio será el procesamiento de problemas. ¿Qué es un problema? ¿Cómo es que una persona puede evaluar una situación como problemática y otra no? Para responder estas preguntas acceda a la lección interactiva “Procesamiento de problemas” disponible en el aula virtual. Allí verá cómo los problemas son interpretaciones ligadas a intereses, es decir, una situación sólo se transforma en problema cuando está relacionada a algo que me importa, me interesa o me preocupa. En consecuencia, las soluciones que encontremos a los problemas dependen en gran parte de qué definamos como problema y cómo expliquemos su existencia.
Para acceder a la lección interactiva, haga clic aquí.
Finalizada la lección, puede continuar conociendo el rol del conductor inmediato en el procesamiento de problemas.
El rol del conductor inmediato
La habilidad intrapersonal de procesar y resolver problemas tiene un alto impacto en un equipo porque el mismo tiende a amoldarse a la percepción que se tenga respeto a la manera de afrontar los problemas que asuma su conductor. Tal vez haya escuchado en el trabajo alusiones al conductor (jefe de sector, responsable de área, coordinador de un proyecto, director, etc.) parecidas a estas:
“Vos viste como es la jefa, no le gusta recibir malas noticias”
“Con Carla no se puede, enseguida toma una decisión sin consultarte”
“Víctor no conoce mucho de esto, pero enseguida te pregunta y se interesa”.
“Al director ni se te ocurra darle una idea, lo toma como que te estas metiendo…”.
“Con Fernando nadie podría decir nada, todo lo resolvía él, pero ahora con Laura es distinto, las cosas se planteaban y podemos trabajar en equipo”
Dichos como los expuestos apoyan la idea de que el conductor tiene una gran influencia en la manera en que el equipo trata los problemas, y lo transmite en cada gesto y conducta, más allá del discurso que exponga. En definitiva, es él quien tiene el potencial para enfrentar los problemas de su equipo y puede utilizar su autoridad para facilitar y sostener pautas de pensamiento conjunto cuando sea necesario, ya que el equipo aprende de él las reglas para afrontar problemas y se adapta en alto grado a ellas.
Sin embargo, las pautas de apertura y pensamiento conjunto requieren de un buen monto de autoridad para ser sostenidas y, por lo cual, están muy lejos de parecerse a un estilo blando de conducción, como vimos al tratar los estilos decisionales y de liderazgo. Veamos un caso:
Laura es responsable del área de enseñanza en una facultad. En los últimos meses percibe que la relación entre Carlos y Analía, dos de sus colaboradores, ha desmejorado notablemente. Ambos trabajan en el área desde hace tiempo, conocen la tarea y son buenos en lo suyo; pero lo cierto es que la tensión entre ellos es cada vez mayor y esto no sólo afecta el clima interno sino la efectividad de las tareas.
Según algunos comentarios, parece ser que Analía insiste en hacer algunos cambios en torno a la inscripción a exámenes, a lo que Carlos se opone rotundamente.
En un rápido análisis, podríamos decir que la suerte del problema y de lo que pase en la relación entre Carlos y Analía, así como el ánimo de cada uno, dependería de la acción que Laura –como conductora- pudiese tomar al respecto. Veamos distintas posibilidades de lo que Laura podría hacer:
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Convocar a ambos y pedirles tolerancia mutua, remarcando lo que sabe cada uno.
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Tomar parte por uno de ellos y dar señales de que posterga al otro.
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Diagramar en su oficina un nuevo procedimiento para las inscripciones, implementarlo y controlar de cerca que ambos lo cumplan.
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Evitar permanentemente el tema con bromas al respecto.
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Reaccionar variablemente, dejándolo pasar, y cada tanto llamando la atención a alguno de los dos.
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Llamarles la atención a ambos delante de otros.
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Reunir a los dos y explorar con ellos las dificultades que están viendo y las posibles soluciones para evitar conflictos futuros.
Cada una de estas acciones -u otras- que el conductor pudiera tomar, definirán de alguna manera si el problema se resuelve, se mantiene o empeora. Tal como Ud. habrá podido apreciar luego del abordaje realizado alrededor de este tema, con frecuencia, los equipos terminan aceptando y naturalizando problemas que tendrían solución, y aprenden a convivir con las dificultades que incluso esos problemas traen.
En otras ocasiones, los problemas y dificultades quedan libradas a la voluntad particular de quienes intentan solucionar las situaciones, aún a pesar del jefe. Lo cierto es que es responsabilidad de quien conduce detectarlos, definir el estilo de liderazgo oportuno y generar las estrategias más adecuadas para resolverlo. Profundizaremos este tema a continuación.