La nueva gestión pública y el paradigma posburocrático

La llamada sociedad del conocimiento ha dado lugar a un nuevo escenario mundial y organizacional donde las condiciones y variables para la supervivencia y el desarrollo de las organizaciones se modifican velozmente. Innovación y transformación permanente son una constante en el devenir organizacional, guiado y exigido por el dinamismo del contexto actual.

En ese marco, las organizaciones ven superadas sus rutinas cotidianas y obligadas a revisar y actualizar sus modalidades de funcionamiento. Deben volverse más creativas e innovadoras a partir del aprendizaje y la construcción de conocimiento. Las primeras en acusar tales necesidades frente a los desafíos del entorno fueron las organizaciones del sector empresarial, pero poco a poco tanto el sector público como el de las organizaciones sin fines de lucro se vieron igualmente desafiados.

En las últimas décadas, ha cobrado fuerza la llamada nueva gestión pública, concepto que demanda la asunción de una serie de principios que redefinen la forma de pensar la gestión en las organizaciones públicas e implican la gestación de nuevas pautas de desempeño institucional.

El modelo de la gestión pública se está implementando mundialmente en las administraciones del Estado. En la modalidad británica se llama Whitehall Model, la variante estadounidense alude a ella como gobierno emprendedor y esquema posburocrático y, concebido a escala global, constituye el modelo OCDE-Organización de Cooperación para el Desarrollo Económico- que ofrece la noción de la orientación hacia el cliente (Guerrero, 2001).

Es así como han venido tomando fuerza esquemas emergentes y estrategias de modernización de la gestión pública, los cuales han sido denominadas por muchos autores como modelos posburocráticos (Barzelay, 1998, Guerrero, 2001; Matas, 2001; Moyado Estrada, 2002; Calderón y otros, 2008). Los mismos se plantean como una propuesta superadora de las limitaciones del modelo burocrático anterior, buscando incrementar la capacidad de respuesta y adaptación continua a los cambios organizacionales desde estructuras más flexibles.

Las nuevas concepciones enfatizan la idea de que los servicios públicos deben estar guiados al servicio del usuario (Barzelay, 1998) y presentan algunas características diferenciales:

  • TGU_AV_2015-bulletBarra Los resultados cobran mayor importancia que las acciones o tareas
  • TGU_AV_2015-bulletBarra Se controlan los costos
  • TGU_AV_2015-bulletBarra Se revisan las rutinas de trabajo buscando mejoras y actualizaciones necesarias
  • TGU_AV_2015-bulletBarra Se piensa en el servicio a la comunidad

La preocupación por el usuario de los servicios públicos reorienta las acciones hacia los fines y resultados. Conceptos tales como calidad, servicio, innovación, conocimiento, mejora continua y flexibilidad van siendo cada vez más incorporados en los discursos y las prácticas. De esta manera a la eficiencia se le suman conocimiento y calidad como agregados de valor.

Algunas de sus estrategias distintivas a nivel organizacional constituyen:

  • TGU_AV_2015-bulletBarra La flexibilización administrativa necesaria para incrementar los niveles de eficiencia y eficacia
  • TGU_AV_2015-bulletBarra El paulatino achatamiento de estructuras jerárquicas
  • TGU_AV_2015-bulletBarra La construcción de redes institucionales
  • TGU_AV_2015-bulletBarra La gestión por proyectos y programas poniendo énfasis en los resultados
  • TGU_AV_2015-bulletBarra La gestión por procesos más que el control sobre tareas individuales, la orientación a la calidad y la mejora permanente

 

Las instituciones universitarias vienen desarrollando actividades y programas en línea con estas corrientes. Al respecto, compartimos algunas experiencias de la Jornada sobre “Planificación como estrategia del desarrollo institucional en la universidad”.

En la misma línea, la tendencia a desarrollar e implementar políticas de calidad y certificar normas de calidad tales como las ISO 9000, también dan cuenta de acciones en el marco del paradigma posburocrático.

 

La confianza aparece también como sustento en las nuevas formas posburocráticas. En organizaciones con estructuras más horizontales, flexibles y con personal altamente calificado, ésta es esencial para el funcionamiento y la gestión. Para Calderón (2008), se trata de una confianza organizacional, no sólo afectiva o por lealtad, sino basada en el conocimiento y las competencias, lo que facilita y promueve la cooperación y la interacción social. ¿A qué desafíos se enfrentan las universidades cuando avanzan las formas posburocráticas?

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